20/9/09

Dia 1-3

Hoy comenzó la campaña de Dungeons & Dragons. El grupo consiste de un guerrero humano (Piel Klemsit), un hechicero semielfo (Turam Leinad), una clériga elfa (Lólindir Espejoroto) y un pícaro mediano (Garaf Lunablanca).
El grupo vino desde el sur a Mence, un pueblo de unos quinientos habitantes, buscando un complejo subterraneo, que se decía que habia sido recientemente poblado por un grupo de humanoides malvados.El grupo aun no sabe que propósito tenía en el pasado este lugar, pero se rumorea que perteneció a alguien con muchas riquezas, probablemente un adinerado aristócrata del sur.
Una vez aprovicionados para el viaje, recorrieron un camino de tierra hacia el oeste, a las estribaciones más cercanas. Cuando la tierra comenzó a alzarce abruptamente, el camino se hizo más angosto y menos cuidado, y serpenteaba entre unos pequeños acantilados de tres o cuatro metros. Dos horas más tarde, encontraron una puerta de piedra, entre abierta.
El pícaro del grupo avanzó a explorar, pero solo escuchó unos sonidos parecidos a ladridos, alaridos, y otros sonidos de ese tipo. No reconoció que idioma se estaba hablando, asi que todo el grupo fue hasta la entrada. El guerrero tiró una roca adentro, y luego otra, pero aunque las voces acallaron, nada mas sucedió. Él y la clériga elfa abrieron la puerta hacia afuera con gran esfuerzo, mientras lo hacían, salieron del portal cuatro kóbolds, gritando y maldiciendo. El hechicero y el pícaro estaban mal parados, al alcance de los proyectiles enemigos, y fueron alcanzados por las rocas de los humanoides. La lucha fue dificil, más que nada por el mal posicionamiento inicial del grupo, que dejó a su linea de combatientes cuerpo a cuerpo tras la puerta de piedra, y al pícaro y al hechicero expuestos, aunque después de unos momentos pudieron acomodarse de una manera más práctica. El primer golpe se lo llevó el primer kóbold que cruzó la puerta, ya que la clériga lo sorprendió totalmente con un espadazo en el rostro. Los otros tres murieron bajo los golpes de gracia del guerrero, pero el hechicero y pícaro aportaron ( con proyectiles mágicos, y con disparos de ballesta, respectivamente) al desgaste de las tropas enemigas.
El único herido de gravedad fue el pícaro, que recibió una andanada de rocas al exponerse demasiado a los proyectiles kóbolds, pero la clériga recurrió a sus poderes divinos y le curó el daño causado. Uno de los humanoides llevaba un saco con quinientas piezas de plata, posiblemente de algún botín. El grupo las guardó ansiosamente, esperando poder adquirir un animal de tiro para ayudarles a transportar lo que sea que encuentren en el complejo bajo tierra.