13/2/10

Dia 37 al 53

Los druidas del Círculo de Mence le avisaron a Brizinger que estuviera atenta a su llamado, ya que podían necesitar su ayuda en el futuro cercano, y ella prometió pasar a dejar ayuda monetaria cada vez que le fuera posible. El grupo luego partió al sur a comprar equipo adecuado para el nuevo cuerpo de la clériga, encontrandose en el camino con unos bandidos orcos, a los que despacharon sin demasiados problemas. Una vez en Suno, se re-aprovisionaron, compraron el equipo necesario para la clériga, y contrataron a un mercenario para que cuide sus monturas mientras ellos estén bajo tierra.

Partieron al norte, hacia las colinas y montañas cercanas a Mence, para incursionar nuevamente en las profundidades donde pensaban que estaba la gema que buscaban. Siguieron el camino rumbo al norte, pasaron la ya familiar Mence, y se aventuraron en tierras menos civilizadas, avanzando por las llanuras, con las colinas a su izquierda, hasta que llegarían a un valle que los introduciría hacia adentro de la cadena montañosa en su extremo norte. En el cuarto día luego de pasar el último poblado, durante la tarde, se encontraron con un trío de lobos, uno de ellos de un tamaño descomunal, parecía casi un huargo.

Thorion el explorador disparó con su arco un par de flechas, hiriendo al animal más grande. Piel Klemsit hizo uso de su montura y cargó contra los dos lobos más pequeños, mientras el resto del grupo recibió la carga de la criatura más grande, la clériga, más precisamente, atacó al lobo sin miedo, cortándolo bastante, pero recibiendo una herida grave en un costado, lo que la dejó fuera de combate al instante. Finalmente el animal cayó bajo los proyectiles del elfo y del mediano.

Siguieron su camino y finalmente llegaron al valle, en el cual entraron. Al atardecer, vieron a lo lejos a un grupo de humanoides junto a un lagarto gigante, entrando a una cueva en las alturas. El elfo disparó su arco casi como un reflejo, para sorpresa de todos, pero las criaturas estaban demasiado lejos y el tiro no se llevó la vida de nadie.

8/2/10

Día 30 (?) al 37

Después de haber vencido a los trasgos que los habían emboscado, el grupo continuó su viaje hacia la entrada que habían visto en la cara escarpada de las colinas más al norte. Unas horas despúes, al mediodía, llegaron al portal que entraba en las profundidades.

Al poco tiempo de estar adentro, sorprendieron a un grupo de grandes trasgos que estaban relajándose en una habitación algo pequeña. Garaf, el mediano, recibió un par de impactos de flecha que lo dejaron inconsciente, y Brizinger agotó todo el poder mágico que le quedaba para curarlo. Piel, el guerrero, mantuvo a raya a tres luchadores por su cuenta, y luego el explorador elfo saltó al cuerpo a cuerpo con su hacha. A pesar de sus mejores esfuerzos, y de un Arma Espiritual invocada por la clériga, uno de los trasgoides logró escapar por un pasillo.

Estando todos heridos, y la elfa sin magia para curar sus heridas, decidieron descansar en un pasillo que tenía dos puertas en cada extremo. Por algún motivo, no pronosticaron que los habitantes del lugar iban a volver por venganza, y en la primera guardia, la de Piel, una de las puertas se abrió, dando lugar a una trabada y extenuante batalla que sin embargo, fue luchada con valor y mucho temple. Piel Klemsit mantuvo a toda una linea de combatientes atorados en el pasillo, el elfo hizo buen uso de su arco a pesar de lo angosto del pasillo y lo díficil de tirar con precisión. Lamentablemente, cuando intentaban escapar por el pasillo principal, más ancho e iluminado por la luz exterior, se encontraron con que los esperaba un Ogro con un mazo enorme, que en una carga precipitada y salvaje a través del túnel recibió varios virotes certeros de Garaf por todo su cuerpo, pero terminó llevándose la vida de Brizinger de un solo golpe, para morir desangrado momentos después.

Al ver la caída del ogro y de varios de sus compañeros, los combatientes enemigos restantes se dispersaron y escaparon por los oscuros pasillos. Todos se dieron cuenta en ese momento que la mula y el carro ya no estaban afuera donde los habían dejado, por lo que sus víveres se veían reducidos a los suficientes para unos pocos días. A pesar de esto, cruzaron las colinas buscando a Júnmakin, y le preguntaron donde había un druida que pudiera volver a la vida a su compañera caída. Además de entregarles provisiones, Júnmakin los envió con el Círculo de druidas que estaba en el bosque afuera de Mence. Tuvieron que pagar una pequeña fortuna solo para poder consultar con uno de los druidas si lo que necesitaban era posible. Luego de hacer una promesa de deuda con el Círculo, los druidas se llevaron el cuerpo de la elfa y comenzaron los rituales para intentar traerla a la vida de vuelta.

Tuvieron éxito, pero el alma de Brizinger pasó de ocupar el esbelto y estilizado cuerpo élfico, a un pequeño y atlético cuerpo de mediano. Así fue que una mediana terminó luchando en nombre de la deidad de los elfos.

7/2/10

Se reanuda el posteo

Uf, hacía mucho que no subía nada. He decidido de ahora en más hacer las entradas algo más resumidas y menos detalladas. A continuación, una reseña de todo lo que pasó en este tiempo:

Luego de la batalla con los trasgos en las profundidades del dungeon, el grupo continuó sus exploraciones siguiendo los antiguos pasillos, batallando con trasgos y orcos que habían poblado el lugar, y tomando sus tesoros como justo botín. Entre otras cosas, encontraron a un trío de hombres lagarto en un estado deplorable que decían ser prisioneros de unos esclavistas orcos que habían tomado el lugar como base. El grupo los dejó ir sin muchas más preguntas. También encontraron el cadaver que el druida del grupo estaba buscando. Cuando todas las habitaciones y cámaras habían sido exploradas, viajaron a Mence, donde entregaron los restos recuperados al druida local, y luego decidieron tomar el botín acumulado y viajar a una ciudad a dos semanas de viaje para vender gemas y otros bienes, y para comprar equipo, descansar, y ocuparse de otros menesteres.

Realizadas todas las transacciones y pasado un tiempo de descanso, el grupo decidió volver al norte en búsqueda de algo interesante que hacer. Antes de partir, el hechicero se despidió del grupo, les dijo que se iba al este a ocuparse de otros asuntos, y les deseó buena suerte. Durante el trayecto hacia el norte, fueron abordados por unos bandidos, que intentaron cobrarles un peaje. El grupo se rehusó y batallaron, saliendo victoriosos, tomando un prisionero, el cual dejarían a cargo de la guardia de Mence

. Una vez en Mence, en la posada, un hombre entró precipitado buscando a un grupo de mercenarios dispuestos a viajar más al norte a hacerse un nombre en batallas. El grupo accedió, llegando a un túmulo en un bosque donde tenían que encontrarse con un hombre que custodiaba esas tierras y los necesitaba. Al no encontrarlo decidieron inspeccionar el túmulo, el cual estaba infestado de esqueletos no-humanos. Después de esto volvieron a Mence a descansar unos días. El druida dijo que tenía cosas que hacer, y partió hacia el oeste, para no regresar jamás. Durante su estadía se encontraron con un elfo que los estaba buscando en nombre del explorador del norte. Con él vajaron hasta el túmulo, y luego de unos días encontraron a su empleador, Júnmakin, quien, ironicamente, les pidió que destruyeran a todos los esqueletos que poblaban el sagrado tumulo druídico. Entraron y terminaron el trabajo que habían empezado días antes, el elfo los acompañó, demostrando ser diestro con el arco largo y el hacha a dos manos. Cuando salieron del túmulo, fueron emboscados por un grupo liderado por un semi-orco de aspecto brutal. La batalla fue dura pero lograron ganarla. Encontraron cerca un cofre con muchas monedas de cobre, y un rústico mapa detallando su posición. Evidentemente, alguien había enviado a estos asesinos a por ellos. Se encontraron con Júnmakin un tiempo después, y aceptando su gratitud como paga, decidieron volver al sur, esta vez con el elfo como camarada.

Pasaron por Mence, retiraron al bandido prisionero para que los dirigiera al escondite de sus antiguos camaradas. En un bosque fueron atacados nuevamente, esta vez por grandes trasgos y un par de huargos que los acompañaban. En uno de los cuerpos, encontraron otro mapa detallando la zona por la que estaban viajando. No prestaron atención y fueron buscar a los salteadores de caminos a su guarida. Luego de encontrarlos y luchar con ellos, tomaron sus pertenencias robadas y liberaron al prisionero.

Llegaron a Suno, la ciudad del sur, y vendieron parte de su botín, también compraron víveres, armamento y demás. La clériga elfa quiso comprar algunos pergaminos mágicos en el templo local, pero los sacerdotes de Pelor le explicaron que solo vendían objetos mágicos, pociones, y pergaminos a la gente de confianza de la Iglesia del Radiante. Ya que no tenían ningún plan, el grupo decidió hacerse un nombre a los ojos de los hombres de Pelor, por lo que aceptaron ir en búsqueda de una gema robada hace tiempo, y perdida en un monasterio en algun lugar en las montañas al norte.



Durante el viaje fueron sorprendidos por un ankheg, pero solamente la clériga se vió herida luego de vencer a la criatura. Cruzaron las montañas para preguntar en una aldea cercana sobre la localización exacta de dicho monasterio. Una niebla les complicó el viaje, y terminaron saliendo de las colinas demasiado al sur, por lo que el viaje se alargó unos días más. Una vez en la aldea, les dijeron que único edificio en ruinas que conocían, estaba un par de días más al norte. Hacia allá fue el grupo, y encontraron una entrada a las montañas, pero estaba sobre un risco, y les llevó tiempo encontrar el camino hacia arriba. Una vez encontrado, fueron emboscados por una docena de trasgos furiosos, que no se dejaron matar con facilidad, y les dejaron varias heridas para recordar.