8/2/10

Día 30 (?) al 37

Después de haber vencido a los trasgos que los habían emboscado, el grupo continuó su viaje hacia la entrada que habían visto en la cara escarpada de las colinas más al norte. Unas horas despúes, al mediodía, llegaron al portal que entraba en las profundidades.

Al poco tiempo de estar adentro, sorprendieron a un grupo de grandes trasgos que estaban relajándose en una habitación algo pequeña. Garaf, el mediano, recibió un par de impactos de flecha que lo dejaron inconsciente, y Brizinger agotó todo el poder mágico que le quedaba para curarlo. Piel, el guerrero, mantuvo a raya a tres luchadores por su cuenta, y luego el explorador elfo saltó al cuerpo a cuerpo con su hacha. A pesar de sus mejores esfuerzos, y de un Arma Espiritual invocada por la clériga, uno de los trasgoides logró escapar por un pasillo.

Estando todos heridos, y la elfa sin magia para curar sus heridas, decidieron descansar en un pasillo que tenía dos puertas en cada extremo. Por algún motivo, no pronosticaron que los habitantes del lugar iban a volver por venganza, y en la primera guardia, la de Piel, una de las puertas se abrió, dando lugar a una trabada y extenuante batalla que sin embargo, fue luchada con valor y mucho temple. Piel Klemsit mantuvo a toda una linea de combatientes atorados en el pasillo, el elfo hizo buen uso de su arco a pesar de lo angosto del pasillo y lo díficil de tirar con precisión. Lamentablemente, cuando intentaban escapar por el pasillo principal, más ancho e iluminado por la luz exterior, se encontraron con que los esperaba un Ogro con un mazo enorme, que en una carga precipitada y salvaje a través del túnel recibió varios virotes certeros de Garaf por todo su cuerpo, pero terminó llevándose la vida de Brizinger de un solo golpe, para morir desangrado momentos después.

Al ver la caída del ogro y de varios de sus compañeros, los combatientes enemigos restantes se dispersaron y escaparon por los oscuros pasillos. Todos se dieron cuenta en ese momento que la mula y el carro ya no estaban afuera donde los habían dejado, por lo que sus víveres se veían reducidos a los suficientes para unos pocos días. A pesar de esto, cruzaron las colinas buscando a Júnmakin, y le preguntaron donde había un druida que pudiera volver a la vida a su compañera caída. Además de entregarles provisiones, Júnmakin los envió con el Círculo de druidas que estaba en el bosque afuera de Mence. Tuvieron que pagar una pequeña fortuna solo para poder consultar con uno de los druidas si lo que necesitaban era posible. Luego de hacer una promesa de deuda con el Círculo, los druidas se llevaron el cuerpo de la elfa y comenzaron los rituales para intentar traerla a la vida de vuelta.

Tuvieron éxito, pero el alma de Brizinger pasó de ocupar el esbelto y estilizado cuerpo élfico, a un pequeño y atlético cuerpo de mediano. Así fue que una mediana terminó luchando en nombre de la deidad de los elfos.

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