7/2/10

Se reanuda el posteo

Uf, hacía mucho que no subía nada. He decidido de ahora en más hacer las entradas algo más resumidas y menos detalladas. A continuación, una reseña de todo lo que pasó en este tiempo:

Luego de la batalla con los trasgos en las profundidades del dungeon, el grupo continuó sus exploraciones siguiendo los antiguos pasillos, batallando con trasgos y orcos que habían poblado el lugar, y tomando sus tesoros como justo botín. Entre otras cosas, encontraron a un trío de hombres lagarto en un estado deplorable que decían ser prisioneros de unos esclavistas orcos que habían tomado el lugar como base. El grupo los dejó ir sin muchas más preguntas. También encontraron el cadaver que el druida del grupo estaba buscando. Cuando todas las habitaciones y cámaras habían sido exploradas, viajaron a Mence, donde entregaron los restos recuperados al druida local, y luego decidieron tomar el botín acumulado y viajar a una ciudad a dos semanas de viaje para vender gemas y otros bienes, y para comprar equipo, descansar, y ocuparse de otros menesteres.

Realizadas todas las transacciones y pasado un tiempo de descanso, el grupo decidió volver al norte en búsqueda de algo interesante que hacer. Antes de partir, el hechicero se despidió del grupo, les dijo que se iba al este a ocuparse de otros asuntos, y les deseó buena suerte. Durante el trayecto hacia el norte, fueron abordados por unos bandidos, que intentaron cobrarles un peaje. El grupo se rehusó y batallaron, saliendo victoriosos, tomando un prisionero, el cual dejarían a cargo de la guardia de Mence

. Una vez en Mence, en la posada, un hombre entró precipitado buscando a un grupo de mercenarios dispuestos a viajar más al norte a hacerse un nombre en batallas. El grupo accedió, llegando a un túmulo en un bosque donde tenían que encontrarse con un hombre que custodiaba esas tierras y los necesitaba. Al no encontrarlo decidieron inspeccionar el túmulo, el cual estaba infestado de esqueletos no-humanos. Después de esto volvieron a Mence a descansar unos días. El druida dijo que tenía cosas que hacer, y partió hacia el oeste, para no regresar jamás. Durante su estadía se encontraron con un elfo que los estaba buscando en nombre del explorador del norte. Con él vajaron hasta el túmulo, y luego de unos días encontraron a su empleador, Júnmakin, quien, ironicamente, les pidió que destruyeran a todos los esqueletos que poblaban el sagrado tumulo druídico. Entraron y terminaron el trabajo que habían empezado días antes, el elfo los acompañó, demostrando ser diestro con el arco largo y el hacha a dos manos. Cuando salieron del túmulo, fueron emboscados por un grupo liderado por un semi-orco de aspecto brutal. La batalla fue dura pero lograron ganarla. Encontraron cerca un cofre con muchas monedas de cobre, y un rústico mapa detallando su posición. Evidentemente, alguien había enviado a estos asesinos a por ellos. Se encontraron con Júnmakin un tiempo después, y aceptando su gratitud como paga, decidieron volver al sur, esta vez con el elfo como camarada.

Pasaron por Mence, retiraron al bandido prisionero para que los dirigiera al escondite de sus antiguos camaradas. En un bosque fueron atacados nuevamente, esta vez por grandes trasgos y un par de huargos que los acompañaban. En uno de los cuerpos, encontraron otro mapa detallando la zona por la que estaban viajando. No prestaron atención y fueron buscar a los salteadores de caminos a su guarida. Luego de encontrarlos y luchar con ellos, tomaron sus pertenencias robadas y liberaron al prisionero.

Llegaron a Suno, la ciudad del sur, y vendieron parte de su botín, también compraron víveres, armamento y demás. La clériga elfa quiso comprar algunos pergaminos mágicos en el templo local, pero los sacerdotes de Pelor le explicaron que solo vendían objetos mágicos, pociones, y pergaminos a la gente de confianza de la Iglesia del Radiante. Ya que no tenían ningún plan, el grupo decidió hacerse un nombre a los ojos de los hombres de Pelor, por lo que aceptaron ir en búsqueda de una gema robada hace tiempo, y perdida en un monasterio en algun lugar en las montañas al norte.



Durante el viaje fueron sorprendidos por un ankheg, pero solamente la clériga se vió herida luego de vencer a la criatura. Cruzaron las montañas para preguntar en una aldea cercana sobre la localización exacta de dicho monasterio. Una niebla les complicó el viaje, y terminaron saliendo de las colinas demasiado al sur, por lo que el viaje se alargó unos días más. Una vez en la aldea, les dijeron que único edificio en ruinas que conocían, estaba un par de días más al norte. Hacia allá fue el grupo, y encontraron una entrada a las montañas, pero estaba sobre un risco, y les llevó tiempo encontrar el camino hacia arriba. Una vez encontrado, fueron emboscados por una docena de trasgos furiosos, que no se dejaron matar con facilidad, y les dejaron varias heridas para recordar.

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